Algún comentario residual en los medios de comunicación y poco más. Bien es cierto que los sucesos que están aconteciendo en Japón eclipsan casi todo lo demás (menos la Champions League), pero no deja de ser llamativo el poco interés que despierta en la mayoría de personas esta fecha (no olvidemos que todos sin excepción somos consumidores salvo que nos hayamos dado a la vida ermitaña en el monte). Por contra, el Día del Consumidor fue lo mismo que el resto de días del año, un día del consumismo, otro día en que dejarnos seducir por los hipnóticos mensajes publicitarios de las multinacionales y acabar dejándonos nuestro poder adquisitivo en bazofias que, en el mejor de los casos, tendrán un uso limitado o acabarán en algún rincón oscuro de nuestros armarios y trasteros.
En un mundo en el que día a día culpamos a los "mandamases" de nuestros problemas, deberíamos todos (incluído un servidor, por supuesto) plantearnos qué grado de responsabilidad tenemos en el estado actual de las cosas. Hablamos de crisis, pero gastamos sin medida. Hablamos de sostenibilidad, pero le único que sostenemos es un sistema de crecimiento constante que solo puede terminar con el agotamiento de los recursos de nuestro planeta.
Al final, como se suele decir, una sociedad tiene los políticos que se merece. España me parece un claro ejemplo de ésto. Es por ello que, desde mi humilde opinión, creo que deberíamos hacer un ejercicio de autocrítica y analizar en profundidad nuestros hábitos, pues resulta evidente que ni son beneficiosos para nosotros como sociedad, ni nos aportan más felicidad a título individual. Como dice cierto proverbio oriental, "no es más feliz quien más tiene, sino quien menos necesita".
Antonio Cristóbal Castellano
Ciclo de Servicios al Consumidor
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