miércoles, 16 de marzo de 2011

Ejemplos reales de arbitrajes


En este apartado incluimos una serie de casos que han llegado al arbitraje de consumo para obtener una solución.

Una crema que agrieta

La reclamante acudió al sistema arbitral manifestando que, cuando compró unas botas, la empleada le comunicó que tenía que usar crema incolora y luego crema marrón. A los dos meses de uso les salieron unas grietas y cambiaron su color. La empresa manifestó que las botas eran de una marca reconocida  y que cuando recibieron la queja enviaron las botas a la fábrica, que emitió un informe señalando que el artículo no tenía defecto alguno, y que podían observar que existía un exceso de cremas y ceras.
Al finalizar el arbitraje,el colegio arbitral dictó el laudo a favor de la  reclamante. La empresa tuvo que devolver a la consumidora la mitad del importe de las botas, además de éstas.

Gasolina en vez de diésel

El reclamante paró a repostar su vehículo en una gasolinera y el encargado de la estación se equivocó y echó gasolina en vez de diésel, a pesar de que en el depósito figuraba claramente este término. Además, el cliente tuvo que pagar por el servicio.
La empresa rechazó la reclamación alegando desconocer el caso.
Finalizado el arbitraje, el tribunal decidió que la empresa debía devolverle los 169 euros que costó la reparación (limpieza del depósito, sustitución del filtro y del cartucho de la gasolina) y el servicio.

Sin derecho a protestar
 
El consumidor llevó una radio al servicio técnico, donde le dijeron que el problema era del sistema de alimentación y que la reparación era de unos 60 euros. El cliente dejó el aparato para que lo arreglen . La sorpresa vino en el momento de recogerlo, el técnico le explicó que el trabajo había sido más complicado de lo previsto, ya que la avería era de un componente interno, no de la alimentación del aparato. El resultado era que la factura ascendía a 85 euros.
La empresa probó ante el tribunal arbitral que el usuario había renunciado a la elaboración de un presupuesto al firmar la orden de reparación.
Tras estudiar el caso y escuchar a ambas partes, el tribunal arbitral decidió dar la razón a la empresa, teniendo en cuenta la documentación aportada , desestimando así las pretensiones del reclamante, ya que él mismo había firmado la renuncia al presupuesto.






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